Por Pía Zúñiga Padget.
Para un docente los materiales que pueda utilizar con el fin de educar, son muy importantes, en este caso el material didáctico debe tener un objetivo específico en cuanto a la enseñanza, y no debe servir más que de apoyo.
Sobre los preceptos anteriores, cabe destacar que el texto de Rosa Güemes señala cuál es el uso que se le otorga al material didáctico como los libros de textos en la sala de clases, lo que nos presenta un panorama para nada innovador. Más bien, los docentes se están caracterizando por utilizar en su mayoría, única y exclusivamente en los textos de materia el foco central de la enseñanza, es decir, la mayoría de los profesores prefieren trabajar con los libros de textos antes que diseñar sus clases, sino solamente se limitan a proporcionar las informaciones que los libros de textos exponen y hacer ejecutar los ejercicios prácticos que allí se indican.
Esta realidad no tiene ninguna relación con la opción de hacer del libro de texto un uso reflexivo, como bien lo señalaba Gimeno Sacristán, pues, si el libro de texto sirviera realmente como un apoyo a la enseñanza creada y planificada por los docentes, el libro sería un aporte realmente interesante, ya que de éste se podrían extraer temas interesantes para reflexionar, opinar, discutir, etc.
Personalmente, creo que el libro de texto debiera ser un apoyo a la enseñanza, utilizarlo de vez en cuando, sólo cuando este sea necesario, pero no hacer del libro de texto, la enseñanza de toda la disciplina que se está impartiendo. Más bien creo que el docente debiera ser un individuo creativo e innovador, que entregue nuevas herramientas de aprendizaje a sus estudiantes, y que proporcione el conocimiento a través de distintos medios, que sepa aportar información por medio de materiales didácticos bien utilizados, a los cuales pudiese sacar buen provecho, utilizándolos lo justo y necesario para no abusar de ellos tal como sucede con el libro de texto.
Finalmente, me es preciso mencionar que la labor docente desde mi perspectiva no recae principalmente en la entrega de información, sino en el compartir conocimientos, a través de la convivencia, de las experiencias compartidas, de la conversación de sucesos y temas de interés. La labor docente debe apoyarse en materiales, materiales didácticos, que le sirvan a la enseñanza y aprendizaje de los educandos, cuyos materiales deben ser bien seleccionados, y estudiados previamente por el docente, para así verificar la eficacia y efectividad que pudieran aportar estos al aprendizaje. A su vez, estos materiales deben aportar a la enseñanza a través de su lúdica y dinamismo y no empobrecerla, como lamentablemente ha sucedido con el mal uso de los libros de texto.
Lo cierto es que uno de los grandes errores en los que incurre el profesorado, dice relación con el hecho de seguir al pie de la letra lo que se establece en el libro de clases.
ResponderEliminarEn este sentido, podemos destacar que lo que se presenta en dichos textos, es elaborado por personas que no trabajan directamente en el aula. En otras palabras la educación es vista desde una perspectiva panóptica, y por tanto, los docentes deben tener un juicio crítico a la hora de planificar sus clases.
No podemos negar que el libro de texto es de gran ayuda, pero tampoco podemos hacer caso omiso a la realidad que se presenta frente a nuestros ojos. Así, debemos considerar los planteamientos como sugerencias para nuestras clases, pero sólo nosotros podemos hacer que las cosas cobren sentido, al momento de adecuarnos no tan solo a nuestra realidad, sino que también bien a la realidad de los educandos.